Alerta con el bullying

En octubre de 2010 Camila salió de su colegio en Cerro Navia y se encontró con una desagradable sorpresa. Ocho alumnas, que la habían estado molestando hace varios días, la estaban esperando para cumplir sus amenazas. Las compañeras la golpearon con anillos en su rostro repetidas veces y con gran violencia, por lo que la joven resultó con diversas heridas cortantes.

Existen muchas historias similares sobre intimidación y agresión física entre escolares, muchas de ellas con finales incluso más graves y preocupantes que el de Camila. A diario vemos como estudiantes son capaces incluso de tomar la drástica decisión de terminar con sus vidas para acabar con el hostigamiento del cual son víctimas en sus establecimientos educacionales.

Este fue el caso de la joven de 13 años, alumna de 7º básico de un colegio en Valparaíso. La adolescente, a causa de a las constantes burlas y aislamiento al cual era sometida por sus compañeras, intentó suicidarse en la sala de clases ingiriendo pastillas de alprozolam.

“Dijiste que todo tiene su fin, este es el mío… quiero irme a dormir por siempre… te voy a estar cuidando desde arriba...”, decía la nota suicida que habría dejado en su banco. La adolescente fue trasladada al hospital Carlos Van Buren en la ciudad puerto y sometida a un lavado gástrico, el que la salvó de la muerte.

Este triste caso recuerda el episodio vivido en Puerto Montt durante agosto. Margarita, joven que tenía labio leporino, habría sido flanco de bromas y abusos por parte de algunas compañeras desde su llegada al colegio. Con el paso del tiempo, para “Maggie” la situación se volvió insostenible, lo que la llevó a un fatídico desenlace: el día 12 de ese mes, la menor de 17 años se colgó de una viga en una bodega cercana a su casa, acabando con su vida.

Se estima que en los últimos 3 años los casos de bullying han aumentado de 425 en el 2007, 644 en el 2008 a 707 en el 2009, según datos entregados por la campaña “No + bullying”. Dentro de las agresiones más comunes están la intimidación directa, que corresponde a la violencia física o verbal, pero también se encuentra una forma indirecta: el aislamiento y el esparcimiento de rumores, que corresponden a un tipo más psicológico y social.

Además, en el último tiempo ha aparecido una nueva rama del acoso escolar: el ciberbullying, por el cual las víctimas son maltratadas a través de sitios en Internet, fotos captadas por teléfonos celulares o mensajes de texto. Un reciente estudio realizado por VTR, el Centro de Estudios Evolutivos e Intervención del Niño de la Universidad del Desarrollo y del Ministerio de Educación, develaron que alrededor del 12% de la población estudiantil en Santiago ha sufrido este tipo de violencia.

Al respecto, el actual Ministro de Educación Joaquín Lavín, ha afirmado a medios nacionales que se han “recibido muchas más denuncias este año que el año pasado. Es un fenómeno que va creciendo en Chile y que, probablemente, los elementos tecnológicos lo han amplificado, lo han hecho más humillante para el niño agredido”.

Esclareciendo el hostigamiento escolar

Bullying es un fenómeno relativamente nuevo, por lo que existe una cierta confusión sobre el concepto. Esta ambigüedad impide discernir a los padres o profesores si se encuentran frente a un caso de violencia escolar u otro tipo de acto. La verdad es que no todos los comportamientos agresivos se asocian a este tipo de manotaje.

Dan Olweus, psicólogo e investigador pionero sobre este tipo de manotaje en el mundo, lo definió en 1983 como una “conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques". Este comportamiento ocurre en el marco de una relación asimétrica entre víctima y agresor, y debe ser repetida a lo largo del tiempo.

Por lo general las víctimas de este tipo de tratos son niños tímidos, poco sociables, sensibles y que poseen alguna cualidad que los diferencia de los demás o pertenecen a una minoría. Estos jóvenes tienden a ocultarle a sus padres y a su entorno el hecho de que están siendo agredidos en el colegio.

“Una de las características del bullying y de su difícil detección es que opera al amparo de la ‘ley del silencio’ tanto del acosador, pero principalmente del acosado. Esto hace muy difícil que la intervención de terceros adultos se lleve a cabo”, explica Carlos Valderrama, psicólogo de PsicoEducate.cl.

En tanto, el perfil del intimidador se caracteriza por un comportamiento violento en la resolución de conflictos, lo que – en algunos casos – responde a que ellos mismos son víctimas de agresión por adultos. Además son personas con liderazgo, falta de empatía, baja autoestima e incapacidad de sobresalir por otros medios en su entorno social, entre otras cualidades.

Para el especialista “aún no se logra determinar con certeza que es lo que produce el bullying; sin embargo, la explicación que más sentido tiene, es la de la búsqueda de validación personal por parte del agresor.” Lo que concuerda con los resultados de un estudio realizado a 64 estudiantes de enseñanza media en Chile, el que arrojó que fundamentalmente este fenómeno se produce debido a la “obtención de valor, status o respeto por parte de sus pares”.

Las consecuencias psicológicas que pueden conllevar sufrir bullying u hostigar son múltiples. La víctima puede padecer un deterioro de su autoestima, sufrir depresión, ansiedad, insomnio, dolores de estómago o cabeza antes de asistir a la escuela, baja en las notas, introversión y, como se ha visto, incluso llegar a suicidarse. Mientras que en el hostigador la principal consecuencia es que puede caer en conductas delictivas o criminales, padecer una falta de asertividad en sus relaciones y desarrollar una forma agresiva de solucionar problemas con los demás.

“En el plano relacional, se establece una forma autoritaria y violenta, pudiendo establecer relaciones donde la humillación del otro es su objetivo. Pueden ser potenciales golpeadores de sus hijos y esposa. Por último, recibirán el rechazo de ciertos grupos sociales”, agrega el psicólogo de PsicoEducate.cl, Carlos Valderrama.

Muchas escuelas han adoptado una actitud pasiva respecto al manotaje escolar, incluso se han conocido casos en el que se expulsa al niño acosado y no al intimidador. Situación que llevan a pensar en la incapacidad de directores, profesores y de los propios alumnos, de oponerse a abusos como estos. Además de la falta o insuficiencia de reglamentaciones claras que indiquen qué se debe hacer, cómo se debe actuar y cómo se puede ayudar a jóvenes que sufren estos maltratos.

Frente a ello, el Gobierno, junto con la Fundación Pro Bono, lanzó durante el mes de septiembre el Manual sobre Convivencia Escolar, el que se enfoca, principalmente, en la prevención y las sanciones pertinentes al tipo de conflicto. Esta guía estará disponible para todos aquellos establecimientos que carezcan de normas o se vean sobrepasados por el tema.

Hecho que da claras señas que el bullying debe enfrentarse: padres y escuelas tienen que tomar un rol más activo ante la violencia en las escuelas. Basta de tapar situaciones como la de Camila, Maggie o los más 700 niños que han sido víctimas durante este año. Ojo con los niños, prevenir y educar son las principales armas para enseñarles a mantener relaciones sanas entre sus pares.

Autor: Nadia Flores